Lo cuento muy gracioso, la gente se ríe mucho, a veces casi les entran ganas de que también les dé un infarto a ellos, pero no es muy gracioso. Aunque siempre fui un buen alumno, no recuerdo estudiar mucho, pero me iba muy bien. A veces me veo a mí mismo jugando, aunque no lo hago muy a menudo, y me parece todo muy gracioso. Les di el campeonato y la copa, pero por esos dos tiros libres dejaron de creer en mí. Para mí era un honor, porque mi relación con los mayores en general y con los compañeros era de respeto. Se podía beber veinte cervezas como nosotros bebemos agua, pero era muy majo. Fue como todo en nosotros, todo espontáneo, nada planificado. Lo de las canchas callejeras era un fenómeno muy habitual en provincias, donde nos aburríamos mucho y no teníamos nada que hacer, solo jugar y jugar. ¿Cómo funcionaba el sistema de ojeadores que os pescaba de esas canchas?
El sistema estaba organizado de tal manera que era imposible que no te prestaran atención, que fueras invisible. Eran montenegrinos también y, en aquel entorno, un entrenador de Montenegro con quien era más duro era con los suyos. Gregg intentó convencer al entrenador de que yo valía para algo más que para estar sujetando las toallas, pero nada. Cuando yo fui, solo era entrenador asistente. Todo era lógico. Pero no consistía solo en la autoridad; de esta manera, con estos detalles, lo que veían era cómo eras. Estábamos con nuestras mujeres, que se ponían furiosas si íbamos al bingo y tenían que estar ahí sentadas cuatro horas mirando, no entendían cómo podía gustarnos eso tanto. ¿Tus padres cómo llevaron que dejaras los estudios por el deporte? Por eso meten presión a la persona que está introduciendo a su hijo en el deporte. Eso se debe, en buena parte, al gran rendimiento del macedonio Khvicha Kvaratskhelia. Las opiniones de clientes, incluidas las valoraciones de productos ayudan a que los clientes conozcan más acerca del producto y decidan si es el producto adecuado para ellos. Hoy en día los padres se vuelcan en las hipotéticas carreras deportivas de sus hijos.
Al menos volví con una estupenda amistad con Gregg, que dura a día de hoy. Podgorica: en esta ciudad balcánica de la antigua Yugolsavia, hoy en día capital de Montenegro, nació el gran Pedrag Mijatovic un 19 de enero de 1969. Su gol en el minuto 66 a la Juventus de Zidane rompió con un casi interminable maleficio de 32 años, para por fin hacer que la Séptima llegase a las vitrinas de nuestro club. Fue muy especial ganar porque nos habían quitado cuatro años, cuando mejor estábamos, y luego volvimos con la mayor gloria. Unos años, esos finales de los 80 y principios de los 90 que le dejan un sabor de boca imborrable: “Fue la etapa más importante como jugador en mi carrera. Fue como imponerse en un derbi, pero nada que ver con la rivalidad que hay ahora. En esta etapa, aparte de una vida muy decente en París, no hay nada más que merezca la pena recordarlo. Era un sufrimiento. Una falta de higiene… Antiguamente, el deporte era inofensivo para los chavales.
Ellos estaban obligados a muchas cosas en las que no quiero entrar y que no tienen nada que ver con el deporte. Había una recompensa. Las cosas bien hechas se reconocían. Múnich: recientemente asistimos a la que posiblemente haya sido la mejor exhibición de nuestro equipo de fútbol fuera de casa en una eliminatoria, un 0-4 ante el Bayern, con la BBC a pleno rendimiento en los contraataques y dos cabezazos de Sergio Ramos. Un equipo que va subiendo de nivel año tras año. Porque la calidad eras tú, si fallabas, no estabas rodeado por gente de un nivel que supliera tus fallos. Si tienes calidad y confianza, ganar es algo natural. Llegó un momento en que el sistema era así de eficaz. Lo que pasaba es que yo era muy alto y muy rápido. De verdad que no tuve problemas para encajar en el equipo, ni de relacionarme, aunque no supiera el idioma. A ese equipo, en cuestión de calidad, no podíamos ni acercarnos y por eso dominaron el campeonato los siguientes tres años. Se dice que Kicanovic, que fue el que formó aquel equipo, tuvo una visión con Djordjevic, Divac, Obradovic y yo, pero otros dicen que fue pura casualidad.