Durante seis campañas continuadas, el Villarreal C. F. cosecha clasificaciones medio-bajas en la tabla de Segunda División, hasta que en la temporada 1997-98 acaba cuarto y se clasifica para la promoción de ascenso a Primera División: en la eliminatoria jugó contra la S. D. Compostela, donde empató los dos partidos (0-0 en la ida disputada en El Madrigal y 1-1 en la vuelta como visitante) y, por el criterio de desempate por goles en campo contrario, el Villarreal C. F. subió a Primera División por primera vez en su historia. A partir de allí el Rojo entró en una senda de victorias y terminó el primer semestre en puestos de ascenso. La suerte estuvo del lado de Independiente, que venció 1-0 a la Juve con un gol de Ricardo Bochini, juvenil de 19 años, a 10 minutos del final, siendo esta una de las pocas chances de gol del equipo rojo en el partido.
Igualados en puntos, los clubes jugaron la revancha en el Estadio Nacional de Chile, donde los «Diablos Rojos» triunfaron por 1-0 con un gol del uruguayo Ricardo Pavoni de penal en el primer tiempo. En las últimos temporadas se ha hecho frecuente que ambos clubes acuerden el número y precio de las entradas a recibir por la afición visitante para así crear un mejor ambiente en los derbis. La cuarta oportunidad de Independiente para ser campeón del mundo fue en la Copa Intercontinental 1973. Esta vez el rival fue la Juventus italiana, equipo que reclamó que la final sea disputada a partido único en el Estadio Olímpico de Roma debido a la violencia ejercida por los clubes sudamericanos en territorio sudamericano. Posteriormente, en el Estadio Olímpico de Ámsterdam, ante 60.000 hinchas locales, Independiente cayó por 3-0 con goles de Johan Neeskens y dos de Johnny Rep. En el mismo año jugó por primera vez la Copa Interamericana, midiéndose ante el campeón de la Concacaf, el Club Deportivo Olimpia de Honduras. Se jugó la Copa Intercontinental 1974 habiéndose retrasado a marzo de 1975 por cuestiones relacionadas al calendario europeo. Al año siguiente Independiente integró su grupo en la segunda fase de la Copa Libertadores 1975 junto a Rosario Central y Cruzeiro.
No se definió la Copa Intercontinental de 1975 porque no se acordaron las fechas con el campeón europeo, el Bayern de Múnich. Independiente comenzó la ronda perdiendo sus primeros dos partidos, quedando casi eliminado a falta de dos fechas. La final, según cuentan testimonios chilenos, merecía ser ganada por los Colo-Colo, ya que Independiente anotó su gol cometiéndole falta al arquero chileno, y siendo beneficiado con un gol anulado al «Cacique» chileno. Hacia la última fecha Independiente estaba obligado a ganar para avanzar a la final, y así lo hizo, superando por la mínima al «Cuervo» con un gol de Miguel Giachello. Avanzó a segunda fase junto al São Paulo de Brasil y Barcelona Sporting Club en el grupo 2. Superó en la última fecha a São Paulo en Avellaneda por 2-0 con lo cual alcanzó la final, para enfrentarse al Club Universitario de Deportes. Deportivamente, y ahora con Jorge Almirón como director técnico, hizo su reestreno en Primera División goleando por 3-0 a Atlético de Rafaela, y en la quinta fecha saldó otra cuenta pendiente ganándole el Clásico de Avellaneda a Racing de local por 2-1. La rivalidad entre ambos había escalado fuertemente con el descenso del Rojo, con los hinchas «académicos» burlándose a diestra y siniestra.
Nuevamente se dio la situación de que el campeón europeo rechace jugar el certamen, con lo cual el Bayern de Múnich alemán le cedió su lugar al Club Atlético de Madrid. Independiente lució en esta gira una camiseta amarilla con detalles azules en lugar de su tradicional camiseta roja, por complicaciones de la televisión indonesia. En sus orígenes el Sevilla Balompié vestía con camisa azul y pantalón blanco, equipación con la que se proclama Campeón de Sevilla en 1910 y 1911. A finales de 1911, comienza a utilizar una camiseta con rayas verticales de colores verde y blanco, traída desde Glasgow a petición de Manuel Ramos Asensio. Dicho partido lo ganó 2-0, y de esta manera se consagró campeón dándose el gusto de dar la vuelta olímpica en el estadio de su eterno rival, que descendía a la «B» por primera vez. En la ida jugada en el Estadio Francisco Morazán ganó el Rojo por 2-1 con goles de Alejandro Semenewicz y Eduardo Maglioni, mientras que definiendo en el Estadio Nacional de Tegucigalpa levantó el trofeo luego de superar a los hondureños por 2-0, habiendo marcado nuevamente Maglioni en el primer minuto y luego Agustín Balbuena casi sobre el cierre del partido.